miércoles, 22 de mayo de 2019

LA MÚSICA CLÁSICA ES LA SANGRE DE TERESITA GÓMEZ

Abandonada a los 8 meses de nacida, fue rescatada por un portero del Teatro Bellas Artes Medellín. Afrodescendiente, pobre, rebelde, y víctima de  tortura, encontró en la música clásica la fuerza necesaria para vivir.


Teresita Gómez nació en Medellín en 1943 y fue adoptada por Valerio Gómez y María Teresa Arteaga, porteros de Bellas Artes, una de las instituciones de artes plásticas y música más respetadas de Medellín.

Creció rodeada de arte, en medio de un ambiente musical. En Bellas Artes aprendió a tocar el piano de oído y allí conoció a grandes figuras de la música, como Lola Flores, quien le ponía claveles en el pelo.


La Maestra dice con sencillez que ha tocado con Frank Fernández, que Mercedes Sosa le dedicó Gracias a la Vida y que Alfredo Sadel le propuso montar una ópera. Conoció personalmente a Débora Arango, a Fausto Cabrera y a Carlos Vieco. Le montó óperas a Marta Senn y a Carmiña Gallo.

Fue agregada cultural de Colombia en Alemania y en 2005 fue condecorada con la Cruz de Boyacá. La Universidad Nacional le dio el doctorado honoris causa.


Ama la ópera y la música de cámara. Baila tango y canta boleros. Ha sido maestra de piano en Popayán, Manizales y Bogotá, pero la mayor parte del tiempo trabajó en Medellín, en la Universidad de Antioquia, donde fue profesora de la Facultad de Artes entre 1994 y 2012.


Siendo agregada cultural de la Embajada de Colombia en la ex- República Democrática Alemana (1983-87), realizó una importante labor de divulgación de los más destacados compositores colombianos. Ha realizado numerosas giras e invitada a numerosos certámenes en representación de Colombia.


Se le reconoce como divulgadora de música erudita colombiana; sus interpretaciones de Malvaloca y los Intermezzos de Luis A. Calvo son piezas frecuentes en sus conciertos. Su vida ha girado entre las alegrías y los dolores, pero su espiritualidad la mantiene viva.

“A mí me parece que Bach es el pulso del universo, es un ritmo implacable. Donde nos falle el ritmo del universo, ni el ejército ni la guerrilla pueden hacer nada (ríe). Bach es un ser religioso, un místico, me da mucha serenidad. Es el único compositor que te quita la depresión, porque es mántrico, repetitivo. Por eso es tan bueno para el jazz. La música es antes y después de Bach.”, Teresita Gómez.